La candidiasis es una de las infecciones vaginales más comunes en el embarazo, como consecuencia de la elevación de los niveles de estrógeno. Un hecho que favorece el crecimiento de hongos, lo que, por lo general, no tiene demasiada importancia.
Se trata de una infección de carácter leve que sí provoca síntomas que pueden resultar molestos, pero que no son peligrosos. Además, suelen desaparecer al cabo de poco tiempo si se tratan de manera adecuada.
No obstante, sí que es importante detectar y tratar a tiempo la candidiasis para evitar posibles complicaciones, puesto que en el momento del parto puede ser contagiada al bebé, por lo que es importante que sea detectada.
Síntomas de la candidiasis en el embarazo
El dolor es el síntoma principal que indica que la infección por candidiasis está avanzada. Si sentimos mucho dolor al sentarnos o durante las relaciones sexuales, incluso sin picor o moco blanco, es recomendable acudir a un ginecólogo para que evalúe nuestra situación. Un consejo que se debe aplicar tanto si la sospecha de cándida es durante el embarazo como si no existe esa situación.
Con todo ello, la infección urinaria es la complicación más frecuente del embarazo, dos de cada cien embarazadas sufren cistitis o infección vesical que se diagnostica desde un urocultivo positivo o desde una tira reactiva en orina.
Los casos de cistitis aguda se suelen presentar, principalmente, en el segundo trimestre y, en general, no entraña ningún riesgo para el pronóstico fetal, ya que es una infección localizada en las vías urinarias.
Causas y consejos de la candidiasis en el embarazo
Los cambios hormonales que se producen durante la gestación son los causantes de la candidiasis en el embarazo, ya que pueden alterar el equilibrio del pH vaginal. Por este motivo, es complicado prevenirla, pero sí podemos tomar algunos consejos.
Es posible reducir su aparición y duración siguiendo unos buenos hábitos de alimentación e higiene como usar ropa interior de algodón transpirable y lo menos ajustada posible. Evitar que nuestra zona intima esté húmeda, así como eliminar el uso de productos de higiene íntima que contengan alcohol o perfumes. Para ello, se recomienza lavar la zona íntima con productos adecuados y no usar salva-slips, sino realizar los cambios necesarios de ropa interior. También podemos evitar el azúcar y el alcohol cuando la infección esté en curso.
Sin embargo, aunque reincidimos en la idea que la candidiasis no supone ningún riesgo para el bebé, durante el parto, si el canal vaginal está contaminado por hongos, el recién nacido puede ingerirlos y tener una candidiasis oral o esofágica o tener una conjuntivitis oftálmica por infección por hongos de los ojos. Por ello, en las últimas semanas de embarazo se practica un control rutinario que descarta esta presencia.
Generalmente, el clotrimazol es el medicamento que más se utiliza para tratar la candidiasis por su gran efectividad a la hora de detener el crecimiento de los hongos que provocan la infección, no obstante, el equipo médico decide qué es lo mejor en cada caso.
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